Epoca de reláx , de meditación, de contemplación, de paseos por una Naturaleza que expresa con fuerza su faceta artística, que aporta sus mejores frutos que nos darán la fuerza necesaria para afrontar el ya no lejano largo invierno.
Tiempo de reunirse con amigos y familia para asar nuestros famosos piquillos, para hacer la tomatada, colgar las rastras de ajos y pimientos de balcones y paredes encaladas, robarle al monte las endrinas, maguillas , bellotas y otros frutos salvajes con los que elaboramos nuestros licores, recolectar esos boletus, senderuelas, pies azules, champiñones.....que ofreceremos a nuestros clientes en los clásicos guisos de otoño, de cuchara, de unte y larga sobremesa.
Un lujo que año tras año disfrutan aquellos privilegiados que deciden visitar y conocer esta magnifica tierra donde la variedad de matices, de paisajes, de historia y de gastronomía se concentra en un puñado de kilómetros.